martes, 13 de noviembre de 2012

La Celulitis


La Celulitis

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La celulitis es una alteración del tejido celular subcutáneo acompañada de cambios en la micro circulación del tejido conjuntivo, dando lugar a ciertas modificaciones (morfológicas, histoquímicas y bioquímicas) del tejido. No existe un origen reconocido de la celulitis, sino un conjunto de factores que la predisponen, siendo un verdadero problema en casi el 95% de las mujeres. Según Bartoletti, se clasifica en:
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        Blanda: Suele aparecer en personas de cierta edad, que no realizan ejercicio o se han sometido a frecuentes y drásticas dietas de adelgazamiento. La flacidez de la musculatura es tan importante como la celulitis que presentan.
·         Compacta: Se presenta en jóvenes con obesidad o sobrepeso asociado. La celulitis es dura y da la sensación de tensión al palparla. Es la que responde mejor a un tratamiento adecuado.
·         Edematosa: Se caracteriza por un estado vascular muy deficiente y una edematización general de ambas piernas. Los síntomas vasculares asociados son muy intensos y es la menos frecuente.
La celulitis es un proceso multifactorial y difícilmente hay una sola causa a la que podamos responsabilizar totalmente. Existen factores predisponentes que estadísticamente se asocian con su presencia:
·         Enzimáticos: Las alteraciones de los sistemas enzimáticos en pacientes celulíticas, traen como consecuencia efectos en la capacidad de lipólisis y de la transformación de los triglicéridos en ácidos grasos y glicerol por parte de los adipocitos.
·         Psicosomáticos: Aquellas mujeres que manifiestan especialmente cuadros de ansiedad, estrés, emotividad, etc., están mucho más predispuestas a padecer celulitis, aseguran especialistas.
·         Genéticos: Está comprobada la existencia de familias obesas y celulíticas estadísticamente. Los antecedentes familiares son un factor predisponente de primer orden para padecer la enfermedad.
·         Dietéticos: Podemos relacionar los hábitos tóxico-dietéticos con la aparición de la celulitis: tabaco, alcohol, comida chatarra, abuso de irritantes, picantes y especias, además de una alimentación  excesiva, hipercalórica y desordenada.
·         Mecánicos: Hay una clara relación en la aparición de celulitis en los pacientes con problemas de rodillas, pie plano, alteraciones de columna, etc. Las compresiones mecánicas que ocasionan las prendas de vestir muy ajustadas y el permanecer largos periodos de pie sin moverse, también son factores mecánicos determinantes.
·         Vasculares: Es muy frecuente que las pacientes con celulitis manifiesten sintomatología vascular, principalmente de retorno venoso: dolor, pesadez, cansancio y varicosidades en las piernas.
        Aunque actualmente existen varios tratamientos propuestos para combatirla, el tratamiento propuesto por el especialista según el caso, debe basarse en el principio de que la celulitis es una "enfermedad crónica" que se puede solucionar temporalmente, pero siempre tiende a reaparecer. Por lo tanto, lo más importante de los tratamientos es la constancia y perseverancia, guiadas por un plan de ataque global que implique:
·         Un diagnóstico adecuado
·         Un tratamiento médico especializado
·         Ejercicio físico
·         Alimentación saludable
·         Cosmética
·         Tiempo y paciencia
 

lunes, 12 de noviembre de 2012

Cuidados de la piel en verano


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Tips cuidados bajo el sol Foto: Photos.com




El mayor riesgo de cáncer a la piel y envejecimiento prematuro, el hecho de que el calor deshidrate más rápido la piel y de que la sudoración aumente la humedad, volviéndola más proclive a infecciones, hace que esta temporada del año los cuidados de nuestra piel sean mucho más exhaustivos. Higiene, humectación y protección solar diaria son algunos de los imprescindibles.

Una buena higiene e hidratación son los cuidados básicos que ayudan a mantener una piel sana y protegida contra infecciones. Asimismo, el consumo de agua y una alimentación abundante en frutas y verduras aportan las vitaminas que la piel necesita para su adecuada defensa. 

"Después de la limpieza y una buena hidratación, es muy importante protegerse del sol, porque mancha, envejece y puede provocar daño solar agudo, quemaduras y daño solar crónico, que se traduce en manchas, marcas y hasta cáncer de piel. Se recomienda cada vez un mayor factor de protección solar para defender nuestra piel de los rayos ultravioleta. Este debe ser elegido de acuerdo con el tipo de piel, que se dividen según su sensibilidad y van de I al VI. En general, se recomienda usar uno con sobre 15 de FPS. Además, deben aplicarse 30 a 45 minutos antes de iniciarse la exposición al sol, ya que son eliminados por el sudor y el agua. 

Entre los cuidados básicos que la piel requiere durante el verano se encuentran: 
Higiene. La limpieza diaria debe realizarse con productos suaves que no alteren el manto ácido de la piel, que no irriten ni sean muy perfumados, pero ayuden a eliminar la grasa y suciedad acumuladas. Además se debe utilizar materiales que no raspen ni froten fuertemente nuestra piel. Es importante no compartir toallas con otras personas y secarse los pliegues correctamente para evitar la aparición de micosis superficiales. 

Hidratación. Las cremas y aceites hidratantes permiten recuperar la humedad perdida y son particularmente útiles si el calor reseca la piel. "Lo importante es que contenga propiedades hidratantes y emolientes, lo que permite recuperar el agua".

Atención con la ropa. Cuidar la piel de todo el cuerpo implica evitar usar ropa o zapatos con materiales que favorezcan la aparición de hongos por la creación de un ambiente húmedo; o bien que puedan causar heridas o alergias en la piel. "Cuando los pacientes son más sensibles o alérgicos, tienen que evitar los materiales como las lanas y las telas sintéticas y preferir el algodón. Recomendamos también sacarle las etiquetas porque irritan".

Prevenir infecciones. Si ocurre algún pequeño accidente cuya consecuencia es una raspadura, una herida en la piel o quemaduras, para evitar las infecciones es necesario lavar inmediatamente la zona con agua. En caso de granos o ampollas es importante no tocarlas ni apretarlas. 

Alimentación. Debe moderarse el consumo de carnes y priorizarse el consumo de frutas y verduras, alimentos ricos en vitaminas antioxidantes como la A, C y E. Esta última una de las más importantes para el cuidado de la piel, ya que previene la degeneración celular, ayuda en el proceso re-generativo en caso de cicatrices y acné y contribuye al aumento del flujo sanguíneo de la piel. Está presente en aceites de girasol, oliva, maní, en pescados y camarones, en vegetales como la palta, brócoli, espinaca, espárragos, tomate y zanahoria, y en frutas secas como las avellanas y almendras. 

Importancia del sueño. Las células se producen y recuperan su fuerza cuando se duerme, ayudando a mantener una piel en buen estado. Un buen descanso recupera la piel, la oxigena y disminuye el estrés.


Exposición al sol: Reducir al mínimo la exposición al sol desde las 11:00 AM hasta las 15:00 PM, especialmente en la hora de máxima intensidad solar cercana al medio día. 

Cloro: Tanto después de haberse expuesto al sol o al agua clorada de una piscina o pileta, es necesario tomarse una ducha para hidratar la piel. Se puede usar un jabón de PH normal o levemente ácido, contribuyendo a no contraer alguna infección dermatológica. 

Los pies: Debido a la exposición al sol, caminar descalza o en la playa, pude producir durezas plantares (hiperqueratosis), ampollas, quemaduras, sobre todo en los empeines (dorso del pie), como sugerencia, higienizar bien los pies, secando bien entre los dedos, e hidratar la piel, y visitar al Podólogo.

Foto toxicidad e interacción con enfermedades: El sol puede interactuar con algunas enfermedades y medicamentos prescritos. Algunas enfermedades se agravan con la exposición, como el albinismo, cáncer de piel, dermatitis atópica; foto alergias y fototoxicodermias; herpes simple; lupus eritematoso sistémico y rosácea.