
La principal causa del ojo de gallo es el uso frecuente de calzado inadecuado o de mala calidad, como pueden ser unos zapatos con taco, con la punta delantera demasiado estrecha o unas zapatillas sin medias al realizar deporte. Esto hace que los dedos de los pies se compriman en exceso, lo que se agrava aún más si el paciente tiene los huesos de los dedos mal alineados o demasiado prominentes.
En muchos casos, es habitual que los síntomas del ojo de gallo se confundan con los del papiloma plantar, pues su aspecto es bastante similar. Por ello, sólo un Podólogo profesional puede diagnosticar correctamente los síntomas del ojo de gallo para, después, aplicar el tratamiento adecuado:

- Erosión e hinchazón del área de la piel afectada.
- Aumento de la humedad, lo que favorece el contagio por bacterias u hongos.
- Posible aparición de úlceras, sólo en los casos más graves o avanzados.
- Dolor intenso en la zona de la piel afectada.
Si has notado o notas estos síntomas en tus pies, es probable que tengas ojo de gallo. De ser así, es muy importante visitar a un Podólogo profesional para terminar de confirmar el diagnóstico del ojo de gallo y aplicar el tratamiento adecuado.
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